Descifrando
cómo la retórica y las propuestas del movimiento MAGA consolidan el estatus
colonial al impulsar políticas que profundizan la subordinación y erosionan la
autogestión local.
El espectáculo en Washington es
ruidoso: cierres de gobierno, bravuconería presidencial, discursos de
"invasión". Pero la verdadera amenaza a la subsistencia de miles de
puertorriqueños no está en los titulares que acaparan el día a día; está en los
memorandos presupuestarios y las órdenes ejecutivas firmadas o
propuestas bajo la sombra de la agenda "America First" y MAGA.
Hablamos de la restricción, el recorte o, peor aún, la eliminación de fondos vitales para los programas de asistencia federal. En Puerto Rico, esto tiene un nombre específico y escalofriante: el PAN (Programa de Asistencia Nutricional) y los subsidios de vivienda como la Sección 8.
Para muchos en los círculos
políticos de Washington, desde los demócratas tradicionales hasta la
ultraderecha republicana, Puerto Rico es simplemente un apéndice financiero.
Los programas federales aquí a menudo reciben menos apoyo o enfrentan límites
injustos. Las propuestas de la administración Trump dejaron esto claro:
auditar, restringir o cortar la red de seguridad social. Esto no son solo
recortes presupuestarios, son políticas duras que dañan profundamente
a las personas más vulnerables de la isla.
Si estos recortes se concretan,
basados en la idea de que los beneficiarios son "parásitos" que deben
ser controlados, decenas de miles de familias y personas mayores
puertorriqueñas enfrentarán una pobreza aún peor, hambre y el riesgo real de perder
sus hogares. Este es un nuevo tipo de colonialismo, donde el control no
proviene de la fuerza, sino del poder de arrebatar las necesidades básicas.
Y aquí viene el golpe más bajo:
¿dónde está la prensa local?
Mientras los medios dedican
horas al drama político local superficial o a temas que tienen lugar en el
Capitolio federal o a la eterna (y aparentemente irresoluble) discusión sobre
el estatus, los reportajes de impacto sobre las consecuencias directas de estas
amenazas presupuestarias son relegados a un segundo plano. ¿Por qué el riesgo
de que miles de familias pierdan sus beneficios del PAN no ocupa la primera
plana durante días, como lo haría un escándalo de corrupción menor?
La verdad es dura: gran parte
de la prensa de Puerto Rico ha optado por mirar hacia otro lado, casi hasta el
punto de ser cómplice. Al no dar suficiente atención a las amenazas
financieras provenientes de Washington, normalizan las dificultades económicas
de la isla. Incumplen una responsabilidad clave: mostrar cómo las políticas
federales causan sufrimiento real. En su lugar, se centran en el drama en
lugar de las necesidades básicas de la gente.
Si las políticas impulsadas por
MAGA quiebran la frágil economía puertorriqueña, y la prensa no advierte a la
gente con la urgencia que este momento requiere, habremos fallado como
sociedad. El ataque a los programas sociales no es solo otro tema: es una prueba
de la dignidad puertorriqueña frente a la presión estadounidense. Debemos
alzar la voz ahora, antes de que las personas pierdan sus necesidades básicas.

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