El cofundador de WikiLeaks fue liberado tras pasar 1,901 días en una cárcel británica de máxima seguridad y acordar con la Fiscalía de EE.UU. su culpabilidad
Julian Assange, diseño por Carlos Vázquez
!Ey! Boricua Substack
Ya
Julian Assange salió de la cárcel, pero la pregunta obligada que queda es: ¿se
entregó y claudicó el periodismo? ¿Lo dejaron libre de verdad o fue a cambio de
amarrar a la prensa libre? ¿Aceptó a una acusación de espionaje con tal de
poder salir de la cárcel? ¿Amarró el principio de la libertad de prensa por su
libertad personal o es que no había más alternativas para sobrevivir? ¿Es ese
el futuro que le depara a la prensa libre?
Contestar estas interrogantes no es tarea fácil, mucho menos para un periodista que busca y defiende la libertad de expresión. Por eso hay que pensar que quizás con el tiempo, se podrá entender mejor las motivaciones que lo llevaron a aceptar ese acuerdo.
La tragedia en todo esto es cómo queda la libertad de prensa y de expresión en el planeta. Más que nada, nos tiene que llevar a pensar cómo queda el derecho de la gente a conocer lo que pasa y que sus gobiernos pretenden ocultar. Esto, a su vez, nos lleva a cuestionar el rol de la prensa. La prensa está para revelar los hechos tal y como ocurren, no para ocultarlos según la conveniencia del Estado. ¿O es lo contrario? Esa es la pregunta.
A Assange lo persiguieron por años, y pocos medios informativos, de los muchos que se beneficiaron y publicaron sus revelaciones en todo el mundo, se dignaron a defenderlo. Por años permanecieron callados, acomodándose, como veletas según la conveniencia.