Periodista independiente en Puerto Rico

Tuesday, April 8, 2014

Sometida a la obediencia

Este caso de la vida real trae lo que es el sexo en el siglo 21 con todo lo que la tecnología y los medios sociales conllevan


Esto fue una conversación real que sin querer inicié entre cinco mujeres, de entre 25 y 59 años de edad hace dos días sobre el vídeo viral de una mujer policía practicándole sexo oral a un compañero de labores.

Yo: ¿”Vieron el vídeo de la mujer policía?”

Isa: “Claro. ¿Quién no lo ha visto? La mujer con la macana en la boca.”

Mara: “No lo vi, pero es detestable que siempre victimizan a la mujer. Doblemente victimizada a nivel físico y a nivel público. Fue una encerrona para ella, pero del tipo no dicen nada”.

Annie: “Sí, vi parte del vídeo, ella estaba de lo más feliz. Víctima fue después, no en el momento en que se dejó grabar. ¿Por qué se dejaría grabar? A lo mejor fue por mutuo acuerdo. Es obvio que ella sabía que la estaban grabando, qué estúpida fue”.

María: “Yo no quiero ni verlo, pero no es la primera vez que sale algo así. ¿Por qué será que siempre tienen que fastidiar a la mujer”, dice la mayor del grupo. “Del hombre no dicen nada porque para eso es el macho. Deberían destituirlo”.

Mara: “La gente graba vídeos para su excitación sexual posterior al acto. En vez de buscar pornografía en películas o por Internet, lo tienen en su celular”.

Yo: “El vídeo trascendió por un desquite. Aparentemente la esposa del policía lo filtró. Ya me la imagino rebuscando el Iphone del marido y de momento se topa con la sorpresa de ver su falo en boca de otra en vivo y a todo color”.

Mara: “Faltaba ver a la mujer policía con un collar de perro y que el tipo le dijera ‘sit’, ‘good girl’. La usó y se burló de ella. La trató como una perra”.


Isa: “Yo no entiendo el alboroto si ese tipo de vídeo está josco en la Internet. Hay muchos de muchachas en escuelas. Otro que se llama Boricua Universitaria, y hay otro de una mujer que es guardia de seguridad. Quizás dicen algo porque son policías”.

Annie: “No, porque están en uniforme. Es la cuestión del mito de los uniformes.”

Isa: “Pero si hay un vídeo de una enfermera en uniforme”.

María: “Sí, pero esto se trata del uso indebido del uniforme. Y para colmo dicen que fue en La Fortaleza. No sé por qué la prensa pone la cara del gobernador cuando dan la noticia, si él no está en el vídeo. Son morbosos”.

Annie: “Será la fantasía de ver uniformados, pero cuando llegan a la realidad se dan cuenta que no son gran cosa”.

Yo: “¿Gran cosa? Era una gran cosa lo que ví”.

Mara: “Nena no es eso, ella se refiere al símbolo del poder. El tipo es el que tiene la macana, el rotén. El que manda”.

Isa: “¿Pero quién manda? ¿Son ellos o el público que fantasea con el vídeo?”

Annie: “¿Sería en horas de trabajo? Por estas cosas ya la gente no cree en nada”.

Yo: “Y está la cuestión de la ilegalidad. Eso de poner fotos o vídeo comprometedores de ex parejas en Internet para vengarse es una especie de bullying. En Puerto Rico todavía no hay ley contra esto que yo sepa, pero hay la intención de hacerlo”.

María: “¿Intención? A lo mejor un legislador hace algo. Lo que tienen que hacer es aplicarle el reglamento y botarlos a los dos”.

Isa: “Que digan el nombre del tipo. Qué diga el maldito nombre, como diría La Comay”.

María: “Este no es el primer caso y además eso de usar a las mujeres es un mal viejo en la policía. ¿Recuerdan el caso ese de una muchacha que era testigo y que la policía abusó de ella y hasta la mataron? Fue en la época de Alejo Maldonado, y ella se llamaba Jessica”.

Yo: “¿Y qué me dices del coronel Enrique Meliá? A ese lo botaron cuando se retrató desnudo de la cintura hacia abajo con el uniforme. Y a Peter Hance lo botaron por ser modelo que salía en paños menores. O sea, que hay doble vara para todos los lados”.

Mara: “No digas eso. Siempre es más duro hacia la mujer.

Yo: “Tienes razón. Si no fuera por el falo y la fascinación que hay Monica Lewinksy fuera no sería famosa ni recordada. Tampoco lo sería Lorena Bobbit”.

Annie: “La mujer policía está en una crisis emocional”.

Mara: “Cualquiera lo estaría. No sólo por la vergüenza, sino porque han salido fotos y datos personales de su hija y ella está siendo humillada pero del hombre no dicen nada. Dicen que ella va a demandar”.

Yo: “¿Te imaginas un video al revés? Que se viera la cara del tipo”.

Annie: “Nunca hubiera pasado. Las mujeres somos mucho más meticulosas. Cuando una mujer está en una relación de infidelidad no deja rastro como los hombres”.
Este caso de la vida real trae lo que es el sexo en el siglo 21 con todo lo que la tecnología y los medios sociales conllevan: falta de protección, difusión masiva, escarnio público, mofa y la posibilidad de que siempre permanecerá grabado en sistemas electrónicos.

Yo: “La felación puede ser obsesiva. Me pregunto si ella se quedará sometida a la obediencia”.

María: “No, ella no lo va a permitir. No debe ser sometida a la obediencia”.


NOTA : Esta columna fue publicada en el diario El Vocero el 4-1-2014 - http://elvocero.com/sometida-a-la-obediencia/

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