“El resto del mundo no nos importa y lo que es peor, es totalmente desconocido para la inmensa mayoría de los puertorriqueños”
Ahora mismo se vive un holocausto al otro lado del mundo y a nosotros en Puerto Rico no nos importa. Que maten miles de niños, envejecientes y familias o que grúas aplasten comunidades enteras y las borren del mapa en la franja de Gaza, no es tema central de nuestra discusión cotidiana porque en Puerto Rico le hacemos honor al entorno en que vivimos. Como vivimos en una Isla, estamos permanentemente aislados de lo que pasa en el resto del mundo.
Vivimos enconchados, encerrados en nuestra realidad rutinaria en la que sólo nos importa saber si Maripily fue eliminada de Mira Quien Baila, cuál nene ganó Idol Kids o si Alejandra Fuentes debe o no dejar de moderar el programa de chismes porque su esposo David Bernier fue nombrado Secretario de Estado. Si hay una noticia “internacional” o del exterior, sólo viene de Washington. El resto del mundo no nos importa y lo que es peor, es totalmente desconocido para la inmensa mayoría de los puertorriqueños.
A menos que no sea el terremoto que sacudió a Haití, pues ese país no existiría para nosotros. Apenas nos enteramos de algo que viene de República Dominicana por los inmigrantes que conviven con nosotros, y de Cuba lo único que destacamos es si Fidel Castro vive o se enferma, pero del resto del Caribe, ni hablar. Si tenemos este desconocimiento permanente de lo que pasa en nuestro entorno regional no nos debe sorprender que pocos entiendan la noticia de la matanza de seres humanos en Palestina. No nos importa porque no lo conocemos, no lo estudiamos y mucho menos lo reconocemos. Y si no reconocemos que existe y que sucede, sencillamente lo descartamos, lo invisibilizamos, como si no existiera.
El horror que sufren ahora los palestinos que desde hace más de 50 años viven en campos de refugiados al otro lado del mundo se convierte en una noticia que durará para nosotros unos cuantos días, luego pasará. En parte esto responde a que nuestro sistema político casi nos obliga de la costumbre a vivir pendientes sólo a los Estados Unidos. En las escuelas este tema no se toca y menos en el gobierno. El desconocimiento también se debe a que el tema no le interesa a los medios noticiosos locales y francamente, pocos de nuestros políticos y líderes de opinión tienen la capacidad de entender y comunicar la magnitud de esta guerra que sencillamente reducen al llamado “conflicto entre Israel y Palestina”.
Un análisis serio del asunto nos obligaría a entender la desproporción de las reacciones bélicas de Israel contra el pueblo palestino y el apoyo sistemático que los Estados Unidos le han dado en estas incursiones por los vínculos económicos de los judíos tanto con demócratas como con republicanos. Israel no ha cesado de expandir sus fronteras sin importar si eso representa aplastar comunidades enteras de palestinos, y los que quedan vivos, tienen que salir huyendo a otras partes del mundo incluyendo a Puerto Rico. Ahora mismo la ofensiva militar que han llamado “Pilar Defensivo” ha causado sobre 100 muertes de palestinos, y aunque la diplomacia internacional trata de evitar una incursión terrestre a Gaza, medios internacionales anticipan que esto podría ocurrir esta misma semana.
El análisis que se hace del conflicto entre Israel y Palestina, por lo general, tiende a olvidar el hecho de las condiciones de vida de los palestinos que por 38 años han estado bajo ocupación israelí. La zona depende de la ayuda humanitaria de la ONU, que llega a través de Israel, que por el mismo bloqueo dificulta su entrada. Por eso si no los mata un misil, los palestinos en Gaza mueren de hambre o enfermedades.
Pese a los reclamos internacionales, el Estado Palestino aún no se reconoce y lo que impera es la visión del asunto impuesta por Israel y secundada por los Estados Unidos de que en Gaza se fomenta el terrorismo y que Israel tiene que mantener el bloqueo para su seguridad por su derecho a la autodefensa. Cualquier crítica que se haga a las prácticas inhumanas de Israel se silencia bajo el manto de que es una actitud antisemita, por lo cual hasta la prensa en los Estados Unidos se abstiene de comentar.
El problema es que el estado de Israel repite con Palestina las viejas prácticas que una vez los alemanes en la época de Adolfo Hitler hicieron en su contra. Tan inmoral fue el holocausto contra lo judíos como inmoral es lo que los judíos hacen ahora con los palestinos. Los puertorriqueños, como ciudadanos americanos, nos hacemos cómplices de este holocausto con nuestro silencio ante tanta atrocidad.
El mundo arde y aquí no nos damos cuenta. En Puerto Rico seguimos como si estuviéramos saliendo de una resaca, celebrando si ganaron los nuestros o llorando si perdieron. Aquí estamos borrachos de sueños, esperando que nos llegue el trabajo fácil o los fondos federales, creyéndonos que todo va a mejorar o por lo menos, seguir igual. No pensamos que lo que pasa más allá de las murallas del Morro nos incumbe.
(Publicado en El Vocero el 21 de noviembre de 2012 - http://www.vocero.com/el-holocausto-que-no-nos-importa/ )
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