La polémica sobre el embarazo de la candidata PNP trae amarrados conceptos que son claves para los electores conservadores y para el Proyecto Dignidad
Publicado inicialmente en !Ey! Boricua SubstackJenniffer González, candidata del Partido Nuevo Progresista
Magistral. Así puede ser catalogada, desde el ámbito político y electoral, la controversia entre el Dr. César Vázquez y la maternidad de Jennifer González. Es un asunto íntimo que es político y que va a la médula de lo que creen los electores más conservadores: el derecho a la vida y el origen de la vida misma, versus la intimidad y el cuerpo de la mujer.
No importa si González publicó el vídeo de su cesárea trayendo al mundo a sus dos bebitos o si la pastora Wanda Rolón salió en su defensa. Tampoco importaron las tímidas críticas de algunas feministas y mujeres en la política al Dr. Vázquez, porque a la hora de la verdad, el elector conservador sabe lo que hay con los personajes. Además, el mensaje está calibrado para el público al que quieren llegar.
El Dr. Vázquez le envía una mensaje a esa base de electores ultraconservadores que son estadistas, y que por alguna razón todavía no han dado el brinco del Partido Nuevo Progresista al Proyecto Dignidad.
Si de un cinco a un 10% de los conservadores que hay en el PNP rechazan el concepto del vientre de alquiler y se mueven de partido, es probable que el Proyecto Dignidad garantice no cuatro, sino posiblemente de 6 a 8 legisladores por acumulación y por distritos. Eso los convertiría indiscutiblemente, en la segunda fuerza política del país, con el poder decisional en la Asamblea Legislativa y en toda la política pública que se tratará de implementar en el próximo cuatrienio. Por eso es magistral esta movida.
En 2020 casi nadie en los medios noticiosos les prestaba atención al Proyecto Dignidad. De hecho, eran objeto de menosprecio y burla por algunos periodistas, comentaristas y presentadores. Sin embargo, Proyecto Dignidad capitaneado por el Dr. Vázquez y otros, se fundó como partido dos meses antes de las elecciones y lograron elegir a dos legisladoras por acumulación, Lisie Burgos en la Cámara y Joanne Rodríguez Veve en el Senado. ¿Qué no lograrán ahora con mayor reconocimiento y con tiempo?
El perfil del elector que busca Dignidad es sencillo. Mucho elector de la Generación X y Boomers , o sea, entre 40-70 años, que son creyentes, conservadores, aborrecen la corrupción y defienden a la familia tradicional. Son los electores que están avergonzados del lastre de corrupción del PNP. Gente que se abochorna de que un gobernador corrupto fue botado por el pueblo y una exgobernadora se alambró para grabarle a los federales lo que decía Thomas Rivera Schatz y la propia Jennifer González. Aun así, muchos todavía no se han movido del PNP, quizás por la costumbre.
Son estadistas y cristianos. Gente que cree en la unión permanente con los Estados Unidos, que respalda a Trump, y que entendían que González era una opción hasta que se tocó el tema escabroso del que no se atrevían a hablar: su maternidad. Son personas que no creen en vientres subrogados, ni les gusta el faranduleo de ver vidas ajenas y esa duda quedó plantada con esta controversia. Y este es un flanco débil para González y para el propio PNP. Por eso es su reacción tan virulenta y la victimización, que demuestra que hay preocupación.
Recordemos que esta controversia no es nueva porque a finales del año 2023, el Dr. Vázquez, cuestionó si la comisionada residente estaba embarazada de gemelos, comentarios que generaron la molestia de la también candidata del PNP. Posteriormente, Vázquez se vio obligado a pedir disculpas.
El problema hizo crisis la noche del miércoles, cuando los políticos estaban en Wapa-TV para el debate de los candidatos a la Comisaría Residente en Washington. Hubo un altercado donde González acusó a Vázquez de cuestionar si ella estuvo embarazada realmente de sus gemelos. Vázquez, por su parte, lo niega y dice que ella lo inventó.
“Quien sube la voz, quien se altera es ella. Cuando me voy a ir, en ese momento, tocan la campana de que va a empezar el debate, y yo me fui. El primer problema que tiene Jenniffer González es que miente cuando dice que yo traje el tema, cuando quien trajo el tema fue ella”, sostuvo el doctor Vázquez.
A 3 semanas de las elecciones: ¿quién dice la verdad? A estas alturas de la contienda, honestamente, ya eso no importa. Recordemos, además, que fue la propia González quien abrió la Caja de Pandora.
JGO abrió esa puerta al cambiar el enfoque de toda una carrera política seria para presentar una vida privada y su historia de amor como una especie de reality show. Fue González quien hizo al país ver su noviazgo, cuando se tiraron a revolcarse en el piso, a dar vueltas en un parque mientras recibía globos y flores, en una escena que fue captada en vídeo para la televisión y las redes sociales. Fue ella la que publicitó el pedido de mano, el noviazgo y la boda. Fue ella también la que hizo noticia su embarazo. Fue ella la que publicó dos fotos de un útero con feto y fue ella la que puso el vídeo de su cesárea. Es decir, es ella quien convirtió algo enteramente privado en algo de contenido para su redes.
“La vida privada de cada político se tiene que respetar”, dijo ante la controversia, el candidato a la gobernación por Dignidad, Javier Jiménez. Esta respuesta también es magistral porque encierra en si misma el germen de la duda que habita en las mentes de los electores conservadores. Se preguntan sobre González: ¿importa su vida privada cuando ella misma la hizo pública?
Así que esto es una situación difícil para el PNP porque González no es ninguna víctima. Es estratega. No puede montarse en un Canaam y culpar al DJ de poner música sexual en la convención del PNP, cuando ella misma lo bailó. No puede cantarse como blanco de la violencia, cuando tiene a su lado a una persona maquiavélica, violenta y sin escrúpulos como Carlos Bermúdez. El mismo que se burló de las mujeres y los homosexuales, siendo él un hombre gay, y mandó a atacar a mujeres (incluyendo a esta periodista), como se lee en el chat de Telegram de los “Brothers” de Rosselló.
No me cabe duda alguna de que todos estos temas han sido discutidos en el Proyecto Dignidad y en el PNP. Tampoco dudo que los electores conservadores no los estén mirando. La libertad de cada ser humano y los valores no se pueden acomodar por conveniencias, sino por creencias. Es una cuestión de fe.
Y como observadora y periodista que he cubierto estos procesos políticos ininterrumpidamente desde el 1992, puedo decir que todo esto, por más sórdido, vulgar y feo que se vea, es parte de la contienda electoral. En esta elección de 2024 veremos muchas sorpresas. No me cabe la más mínima duda de que Proyecto Dignidad busca y va a elegir por lo menos a cuatro legisladores y cuidado si más.
Habrá que ver cómo reacciona el PNP para retener a esa base de electores conservadores y a la vez, atraer liberales. Es incuestionable que están nerviosos. El PNP no puede darse el lujo de perder, pero a tres semanas de las elecciones, cualquier cosa es posible.
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