Esto es una historia verídica.
“Jorge, ¿cuántos años llevas como hombre
ancla?”, me atreví a preguntarle al famoso periodista de Univisión, Jorge Ramos.
Yo tenía apenas casi 18 años, era tímida, pero
había aprovechado al máximo la oportunidad presentada. Dos meses antes había
conocido en una convención del National Association of Hispanic Journalists en
Nueva York al vicepresidente de la Cadena Univisión y exeditor del periódico
The Miami Herald, don Guillermo Martínez, y éste me había ofrecido trabajo en la
cadena Univisión en Miami. Hice mi primer préstamo estudiantil para pagarme el
viaje, me hice un alisado con iones para calmarme las pasas del pelo, y llegué
a la ciudad de Miami a trabajar en Univisión, cadena que apenas llevaba seis
meses en esa ciudad tras mudar la sede desde California. Fui a parar en un
apartamento alquilado, con tres muebles y dormía en un matress en el piso, pero
estaba feliz. Yo estaba cumpliendo rápido uno de mis sueños de trabajar en un
medio importante y todavía no llegaba a mi segundo año en la universidad.
Fui
conociendo poco a poco a la gente en Univisión. Éramos sólo cinco
puertorriqueños en toda esa cadena. La estrella que era ancla del noticiero de
fines de semana, María Celeste Arrarás. Malule González, quien era ejecutiva y
hermana de la actriz Cordelia. Carlos Calvo, quien era camarógrafo y en ese
tiempo estaba casado con la periodista Lourdes del Río, quien a su vez, se
había quedado trabajando en Puerto Rico y con el tiempo se fue a Miami y se
divorció de Carlos. Las otras dos puertorriqueñas éramos mi roomate Sonia
García, boricua de tercera generación de New Jersey y yo, la negrita de
Guaynabo con sueños de ser periodista. Fue en el año 1988.