Periodista independiente en Puerto Rico

Sunday, November 11, 2018

La prensa es el diablo


(NOTA: Esta columna fue publicada originalmente en NotiCel el 11 de noviembre de 2018 - https://www.noticel.com/opiniones/blogs/en-blanco-y-negro-con-sandra/la-prensa-es-el-diablo/855428937) 

Trump declaró a la prensa el enemigo de los Estados Unidos en febrero y esta semana volvió a su ataque. Censuró al reportero de ascendencia latina de CNN Jim Acosta y mandó a quitarle su credencial para entrar a Casa Blanca porque osó preguntarle por qué se refería a la caravana de migrantes como una invasión. A los dos días acusó de racistaa la periodista Yamiche Alcindor de PBS News Hour, quien es negra, al ella preguntarle por qué se identifica como nacionalista cuando muchos estadounidenses lo interpretan como un apoyo a los supremacistas blancos. La actitud de Trump demuestra que para él, la prensa es diablo.
Muchos se sorprenden con la actitud de Donald Trump, pero en realidad es una copia casi exacta de lo que se ve en esos países en los que domina el populismo. Esto, al igual que como pasa con la elección de Jair Bolsonaro en Brasil, levanta temores. Bolsonaro ha sido más abierto que Trump y ya ha declarado que viene contra aquellos que se opongan a sus políticas, llámense sindicalistas, gays, líderes comunitarios, líderes ambientalistas o prensa. Trump y Bolsonaro son de derecha, pero las mismas actitudes anti-prensa se ven igual o peor con los líderes populistas de izquierda.
En América Latina, la respuesta a los años de dictaduras y políticas neoliberales fue aquel llamado “gran socialismo del siglo XXI”, pero los líderes se convirtieron en lo mismo que criticaban. Prometían una redistribución de las riquezas, pero los gobiernos optaron por controlar los grandes medios de comunicación para consolidar su poder político. Una de las primeras tácticas fue definirlos como sus enemigos o sus opositores y empezaron a desmantelarlos vía legislación. Rompían la concentración mediática y asumían ellos el control total. Algunos ejemplos incluyen a:
  • Venezuela: Hugo Chávez empezó en 2004 con la Ley de Responsabilidad social en Radio y Televisión que regulaba la propiedad de los medios, el contenido y obligaba a pasar los mensajes del gobierno. A esto se añade la persecución a medios privados y a sus periodistas, tácticas que continuaron hasta el momento actual bajo Nicolás Maduro.
  • Argentina: Cristina Fernández de Kirchner logró la aprobación en el 2009 de la Ley de Medios para limitar la acumulación de licencias de televisión que impugnaba el grupo Clarín.
  • Ecuador: En la época de la dictadura en los 70 los empresarios tenían el poder total en los medios y no había imparcialidad en los contenidos. La falta de diversidad y pluralismo mediático sirvieron de argumento para que en el 2007 empezaran nuevas políticas sobre comunicación, lo que generó en principio mucha polarización entre los sectores
  • Bolivia: En 2011 se aprobó la Ley General de Telecomunicaciones que permite grabar o interceptar llamadas telefónicas.
  • Uruguay: Bajo el mandato de José Mujica se aprobó la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual que evita los monopolios y oligopolios de grandes medios privados.

La mala maña de todo político populista radica en tratar de callar a aquellos que descifran sus esquemas y trampas. Ahí es que entra la prensa, y por eso es el enemigo al que se critica abiertamente o al que se combate con legislación y leyes.
Si se observa bien, entonces se tiene que concluir que Trump va en esa dirección. En sus mítines se rodea de fanáticos y fundamentalistas. Y los mismos pastores que desde sus templos critican la inmoralidad, lo ungen y lo bendicen sin importarle sus infidelidades con prostitutas, sus múltiples matrimonios y su consabido maltrato hacia las mujeres. Eso no importa ante los pastores que lo ven como el único que defiende a los White Anglo Saxon Protestants y eso es lo que les importa. Por eso declaró la prensa que lo cuestiona o pide transparencia como el enemigo, y como en toda guerra, sus aliados son aquellos que lo defienden como la cadena Fox.
¿Que si la prensa comete excesos? Sí, los comete. ¿Que a veces la prensa se enfoca en tonterías y cosas superficiales? Esto está estipulado. ¿Que si la prensa es a veces parcial y a veces se vende? Eso es también cierto, pero siempre es preferible una prensa que pregunte, que hurgue y que cuestione a que sea una prensa dormida. No se puede ser neutral ante las injusticias. Ahí el rol de la prensa tiene que ser el de cuestionar el poder y ser la voz de los que no tienen acceso a ese poder.
Aún con las críticas que se pueden hacer al ejercicio del periodismo actual, con todo y lo que se pueda decir sobre la prensa liberal, o de los intereses de los dueños mediáticos que inciden en lo que se publica y la escasez de periodismo investigativo, hay que defender a los periodistas. Es preferible que esté con todos su excesos y pecados a que no esté. Es importante defenderla porque todo ciudadano no puede permitir que los políticos y los gobiernos le quiten su derecho a saber lo que pasa de verdad.
Total, sean de izquierda o sean de derecha, los políticos son iguales y piensan igual, pero la verdad no es que la prensa es el diablo. Es al revés. La prensa es la cruz y los políticos son el diablo. Para que la prensa no saque la verdad y los desenmascare, le huyen, como el diablo a la cruz.

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